TEATRO – BARCELONA – CRÍTICA
El temps y Conway se representó por última vez en Catalunya hace treinta años, en 1993, en una producción dirigida por Mario Gas. Ahora, el polifacético Àngel Llàcer se ha puesto al frente de una nueva versión de esta pieza, que es una de las tres obras que forman la “Trilogía del Tiempo” (Three Time Plays) de J. B. Priestley. En cartel hasta el 21 de mayo en Barcelona.
En este caso, se suben por primera vez a la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya un elenco de jóvenes actores y actrices que prometen, en un futuro no muy lejano, convertirse en «grandes nombres de la escena catalana», según afirma el propio Llàcer. Son Júlia Bonjoch, Bárbara Roig, Carles Roig, Ferran Vilajosana y Roser Vilajosana, acompañados por otros artistas veteranos como son Màrcia Cisteró, Biel Duran, Júlia Truyol, Mar Ulldemolins o Albert Triola.
Nada más empezar, viajamos hasta el año 1919. Estamos en Yorkshire, donde una familia adinerada, los Conway, celebran el aniversario de Kay, una de las hijas. A medida que avanza la trama, el autor nos muestra cómo cada uno de los miembros de esta acomodada familia inglesa tiene grandes expectativas ante la vida, aunque no siempre las aspiraciones se cumplen.
La obra gira en torno al concepto del tiempo, y lo hace mediante la aplicación de la ‘Teoría del Tiempo’ del ingeniero aeronáutico J. W. Dunne (1875-1949) escrita en Un experimento con el tiempo (1927). En dicho ensayo se sostiene que pasado, presente y futuro conviven a la vez, y que los humanos somos capaces de tener sueños premonitorios porque en ese estado es cuando podemos viajar hacia delante o hacia atrás. He aquí el misterio de la obra: ese viaje entre dos de los momentos más significativos del siglo XX: el final de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial.
Más allá de las interpretaciones, sumamente brillantes, la caracterización de los personajes llama la atención porque es clave para representar las distintas edades. La escenografía y la iluminación, a cargo de Marc Salicrú, también son importantes para descubrir cada detalle escondido en la casa de los Conway.
¿Por qué verlo?
Hacía tiempo que Àngel Llàcer perseguía su sueño de acometer este proyecto y lo propuso a Xavier Albertí cuando este era director del TNC, después de estrenar Molt soroll per no res (2016). Sin embargo, no ha sido hasta la llegada de Carme Portacelli como directora artística del teatro y la post-pandemia cuando se ha podido hacer realidad. Un proyecto ambicioso pero plagado de guiños a su versión original, con un texto muy intenso y una puesta en escena abrumadora.
Valoración: ★★★★
Texto: Gemma Ribera
© COMOexplicARTE