CINE – INTERNACIONAL – CRÍTICA
El director y realizador canario Mateo Gil nos regala a partir del viernes 13 de enero de 2017, su nuevo largometraje. Un ejercicio visual ideal para reflexionar sobre el famoso discurso fundamental entre la vida y la muerte. Proyecto Lázaro comienza en el año 2084 y nos sitúa en un centro médico, lugar en el que están resucitando a un cuerpo que, en fase de cáncer terminal, decidió criogenizarse 60 años atrás. A través de la voz en off del protagonista se nos presentan sus vivencias, sus sensaciones, sus emociones y sobre todo sus recuerdos. Es un viaje dónde la primera persona resucitada de la Historia echa la vista atrás y pasea su relación de amor en el pasado, el presente y el futuro; durante un recorrido donde la positividad y la frialdad se muestran a partes iguales, pero en el cual, también, la original trama y la severidad de los actores, hacen que la película tenga enganche.
Cuando la visionamos en el Festival de Sitges, la gente no se arrancó a aplaudir con efusión al final de la proyección. Eso, muy probablemente se debe a que la primera percepción de la película es más distante o insensible de lo habitual. El matiz que Gil introduce para tratar temas como la inmortalidad o la búsqueda de la identidad verdadera, es observar estas cuestiones mediante la narración en primera persona. Conjugar el relato de ésta manera permite que el espectador empatice con lo que ocurre, pero al mismo tiempo aleja de la realidad a aquellos que no acaban de ver el progreso humano como una ilusión.
Proyecto Lázaro es un drama futurista, cien por cien ciencia-ficción. Sin embargo, esto no quita que el trasfondo sea aplicable en muchas situaciones de hoy en día, ya que lo que la cinta intenta es demostrar es que, tal como dijo el director en la presentación a los medios: «La vida es autoconclusiva y todo tiene un principio y un final».
Tom Hugues interpreta con desenvoltura al protagonista, Marc, un chico de 32 años al que le anuncian que sólo le queda un año de vida una vez diagnosticado de cáncer. Para no perder a su pareja Naomi -representada por una hipnótica Oona Chaplin-, opta por mantener su cuerpo muerto en congelación hasta que la ciencia consiga que se levante y ande. Algo así como el icono de la resurrección de Lázaro, si. si… de ahí el título de la obra. Charlotte Le Bon, Barry Ward y el resto del reparto también hacen bien su trabajo, aunque ellos dos son los más destacados.
Guionista de, entre otros proyectos, Abre los ojos (1997) y Mar Adentro (2004), Gil ahora nos cuenta esta historia de amor inmortal contextualizada en un marco muy tecnificado y digital. Poco tiene que ver con el thriller, pero si que conserva un estilo dramático de sus últimas producciones. Eso sí, en 2084 el amor ya no entiende de romanticismos, sino que allí lo que se nos muestra es un amor más carnal, enredado por las experiencias que ambos pasaron seis décadas antes.
El rodaje fue muy intenso dado que se llevó a cabo en siete semanas. Las localizaciones se tomaron mayoritariamente de Tenerife y Barcelona, y el proceso de postproducción fue largo y complejo, porque debían digitalizar todos los recursos futuristas. El propio Gil explicó en su momento que está muy contento con el resultado porque es «casi un milagro», mientras afirmaba que ha sido difícil hacer un film de este tipo desde España, con intérpretes internacionales -idóneos pero exigentes-, presupuesto a años luz de los de Hollywood y una propuesta tan arriesgada a nivel de guión. Suerte que las productoras Arcadia Motion Pictures, Achaman Films AIE y la francesa Noodles Production financiaron una parte y sus responsables colaboraron para sacar adelante la idea.
No hemos citado la música de Lucas Vidal, pero teniendo en cuenta que es uno de los mejores compositores de bandas sonoras en la actualidad, la intervención de sus piezas son un acierto en este film, igual que lo es la fotografía de Pau Esteve, en tonos grises y azulados para las escenas de hospital, pero capaz de recuperar tonos cálidos cuando resurge la pasión.
- ¿Por qué verla?
Simplemente, porque es original y cautivadora. Proyecto Lázaro inicialmente enseña un futuro más aséptico que nuestro presente actual, pero poco a poco va desvelando incógnitas, espacios y situaciones que dan mucho que pensar. El impacto visual es muy potente y agraciado, en parte gracias a los efectos digitales. Además, el reparto internacional suma puntos. En el futuro los humanos se ven como alienígenas, cuerpos inútiles. Pero llega Marc y lo cambia todo. A medio camino entre ser considerado cine independiente en «versión original» y superproducción… Proyecto Lázaro te sorprenderá.
Valoración: ✮✮✮✮
Texto: Gemma Ribera
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Aquí el trailer: