CINE – ESPAÑA – CRÍTICA
Muchas veces se ha plasmado en el cine la situación de un personaje que vive y narra en primera persona el transcurso de una enfermedad terminal y su lucha hasta los últimos días. Lo que no se explica muy a menudo es la misma situación desde el punto de vista de los familiares. Pocas veces se explora como ellos se enfrentan a la despedida de un ser querido, algo que es igual o incluso más delicado de transmitir. Lino Escalera dirige No sé decir adiós, su primer largometraje después de años trabajando en varios anuncios y cortometrajes. Es un drama muy sensible que se coloca en esa perspectiva externa para ejemplificar tal realidad absoluta de forma natural. Dos hermanas
Dos hermanas poco avenidas tienen que unir sus fuerzas para cuidar de su padre y acompañarle en el viaje más largo y complicado de su vida. Nadie está preparado para la despedida. Todos la quieren evitar. Nathalie Poza es Carla y Lola Dueñas es Blanca. Son claramente dos mujeres con rutinas, costumbres y mentalidades distintas. Carla reside en Barcelona. Siempre persigue la libertad y escapa de las obligaciones acudiendo a las drogas, pero cuando recibe la llamada de alerta que le informa del grave estado de salud de su padre, se vuelca y lo trae de Alemania a la capital catalana para intentar curarlo. Blanca está sujeta a su familia y hace vida de pueblo y, contrariamente a su hermana, vela tanto por todos que a veces se olvida de si misma.
El padre de ambas lo interpreta Juan Diego. Los actores principales se adaptan al guion de manera extraordinaria y a cada escena que pasa van definiendo más su carácter. Es inevitable temer a la muerte, pero con ella no se juega. Y eso Escalera lo tiene claro. Estamos acostumbrados a que las películas estén tintadas de ficción, humor o suspense, pero esta cinta es tan humana y veraz que se queda contenida y no deja espacio para tonterías. Hay un humor muy específico para levantar el ánimo en según que momentos, pero el tono dramático no llega a sacar la lágrima fácil. No sé decir adiós arriesga pero sin pasarse y sorprende pero sin sobreactuar.
El peso de la trama recae sobre las hijas. Sus miradas se cruzan y las palabras sobran. Sensaciones como la tristeza o la incomodidad se perciben mediante los silencios. Tanto a nivel individual como en conjunto, los roles que encarnan Poza y Dueñas cobran cada vez más protagonismo y se van equilibrando hasta generar esa intensa emoción buscada de cara al espectador. Juan Diego, por su parte, da una masterclass de profesionalidad. Es ese anciano cabezota que se hace el valiente pero que en el fondo tampoco quiere irse, un personaje con el que es fácil recordar a nuestros abuelos.
La disputa familiar referente a la decisión de si optar por hospitales y tratamientos médicos o utilizar cuidados sedantes para la enfermedad irremediable se ve reflejada con las luces, los pequeños gestos, el encuadre como elemento narrativo clave y la cámara prácticamente fija. Quizá una pega es que el ritmo de algunas escenas es demasiado lento, pero se compensa con la potencia de otras y el discurso que transmiten los actores. El final es elegante y reúne tanto sentimiento que sin duda agita el corazón, igual que cuando el caudal de un río desemboca al mar y lo remueve.
Es una ópera prima muy especial para el director madrileño, quien confesó que ha tardado ocho años en dar a luz al proyecto. La pérdida de su padre cuatro años atrás fue la llama que encendió el motor de guionista y le hizo escribir la historia que ha dado forma a este largometraje. Ese componente personal todavía la enternece más.
- ¿Por qué verla?
No sé decir adiós es una película que gracias al espléndido reparto y a su guion toca al espectador y hace que recuperemos la confianza en el género dramático del cine en español. En el 20º Festival de Málaga, donde la vimos, toda la prensa ovacionamos al equipo. El recibimiento que tuvo ya indicaba que algo bueno iba a suceder, y sí, se alzó con cuatro premios y la Mención Especial: Biznaga de Plata Premio especial del jurado, Biznaga de Plata al mejor guión (Pablo Remón y Lino Escalera), Biznaga de Plata a la Mejor Actriz (Nathalie Poza) y Biznaga de Plata al mejor actor de reparto (Juan Diego). Es verdad que hay que estar presto mentalmente para verla, pero merece mucho la pena. El 19 de mayo en cines.
Valoración: ✮✮✮✮
Texto: Gemma Ribera
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Aquí el trailer: