MÚSICA – INTERNACIONAL – CRÓNICA
Fue en junio de 2015 cuando la cantante inglesa Jessie J actuó en el III Festival Jardins Pedralbes. Han pasado tres años, pero parece que la artista pop y R&B quedó encantada con Barcelona y el público español porque ha decidido repetir y acudir a la VI edición del mismo festival para ofrecer el único concierto de su The R.O.S.E Tour en nuestro país. El 19 de junio nos volvió a conquistar con su voz y su carisma, y seguro que se ganó a público nuevo que no la había visto antes, pues los aplausos, los gritos y los bailes no faltaron.
A diferencia de la vez anterior, en este caso las sillas de las primeras filas se retiraron para habilitar una pista, es decir, un espacio no numerado donde estar de pie y moverse con autoridad. Horas antes del concierto ya había gente frente al escenario aguardando. Alerta de ‘Hearbeats’ -nombre con el que se conoce a los fans de la cantautora-.
A las 20:30h el grupo Conttra actuaba en el escenario Village, de fondo mientras la gente más paciente se relajaba y aprovechaba para cenar en los jardines. A las 22h, puntual, comenzó el show en el escenario principal. No hubo orden cronológico, pero si que sonaron primero canciones de sus inicios, como Do it like a dude y Domino.
Jessie J ha llegado a la treintena con un sonido muy suyo. Se distingue por un estilo urbano y una fuerte capacidad de sintonizar su música con el soul de la Motown o con el hip-hop de los años noventa, según el momento y el mensaje que esconden sus letras. Tras cuatro años sin editar un disco propio, este 2018 ha publicado en formato digital un nuevo proyecto titulado «R.O.S.E.». El álbum incluye temas más sentimentales como Play, Not my Ex o Queen, los cuales interpretó en el concierto y que obtuvieron una gran aceptación.
“Barcelona, quiero que esta noche hagáis todo lo que queráis hacer. Sentiros libres de llorar, reír, abrazar, besar, saltar… quiero que cantéis conmigo siempre que las emociones os permitan cantar. Quiero que os llevéis una parte de mi”, se presentaba en inglés ante un público totalmente entregado a sus palabras.
Gran parte de las canciones que cantó con los músicos y coros fueron éxitos que nos hicieron recordar el pasado, como por ejemplo la fogosa Burnin’ up. La artista pidió en el discurso previo a Nobody’s perfect que el público guardara los dispositivos móviles y se limitara a sentir, a vivir con los ojos cerrados cada verso y cada segundo de canción. De hecho, insistió en varias ocasiones, cosa que se agradece porque facilitó el disfrute colectivo del show.
Se arrancó con algún ‘olé’ a la española siguiendo la ‘broma’ que inició en su visita anterior al festival. “Aun me acuerdo. ¡Olé!” exclamaba haciendo el gesto flamenco. “¿Cuántos de vosotros estuvisteis aquí hace tres años?” Hubo varios que levantamos (me incluyo) la mano. “Espero que a aquellos que no me conocen o que han venido arrastrados les guste mi música”.
Aseguró que, desde su regreso a los escenarios con esta gira, por ahora su cita en Barcelona era la más especial. Dijo estar más nerviosa de lo normal porque sus padres estaban entre el público. Prácticamente todo el show hizo referencias a la familia, contó anécdotas y agradeció todo el apoyo. “Sin ellos no estaría aquí”. Un momento realmente emotivo fue cuando, antes de interpretar Easy on me -uno de sus temas nuevos- contó la historia de su abuelo. Él es la persona que más le ha ayudado y por desgracia falleció justo cuando terminó de escribir esta canción. Al final de la actuación pudimos escuchar una grabación con la voz del abuelo animando a la nieta, dándole consejos sobre la importancia de ser perseverante.
La joven británica ha vuelto hace relativamente poco de China, país donde vivió durante 14 semanas como participante de un talent show del que salió vencedora. En Barcelona se sinceró explicando que pensaba que viajar a Asia sería una locura, pero que ha resultado una experiencia inolvidable que le ha ayudado a crecer como persona. “Me propuse a mí misma interpretar canciones que me inspiraban y que nunca me había atrevido a cantar, y en la final me lancé con una que todavía me hace temblar a día de hoy”. Se refería a I will always love you, el clásico de Whitney Houston con el que nos deleitó, siendo la segunda vez que lo cantaba en directo fuera del programa televisivo. Aprovechando la presencia de sus padres, compartió la mitad de dedicatoria para sus progenitores y la mitad para sus fans.
Presentar el repertorio en vivo con una banda detrás es siempre válido y enérgico, pero la calidad vocal se hace más notable cuando toca interpretar alguna en acústico. Los pelos se pusieron de punta al escuchar a Jessie J cantar Flashlight, Thunder y Stand up. Entonces sí que los móviles salieron del bolsillo para iluminar el espacio con las linternas. Las emociones crecieron más si cabe con la llegada de Who you are y de Masterpiece, ya que ambas tuvieron unos arreglos de piano que resaltaban la melodía.
Las muestras de cariño y acercamiento a sus fans –aunque dice odia llamarles fans- eran constantes. Recogió un ramo de flores, firmó un cd y pidió luces expresamente para poder ver las caras de los presentes. No se cambió el conjunto rojo, pero se soltó la melena para acabar bailando al ritmo de Price Tag, la canción que lanzó en 2011 y que se ha convertido en un himno no solo para toda su comunidad de seguidores sino también para los que simplemente son oyentes.
Buena elección la de finalizar el show con ella, justo después de Mamma Knows Best y Bang Bang -otro de sus temas más populares-. Sonido correcto, ambiente correcto, concierto único. El corazón que decoraba el fondo del escenario no paró de latir, metafóricamente, al ritmo de los corazones de todos los presentes, los cuales esperamos que no tarde tres años más en volver.
Texto y fotos: Gemma Ribera
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