CINE – NACIONAL – CRÍTICA
En el 67º Festival internacional de cine de San Sebastián pudimos ver La trinchera infinita, la nueva película de Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga. Con motivo de su estreno el 31 de octubre, procedemos a explicar qué nos pareció.
Los directores de películas como Loreak o Handia, laureadas en el propio Festival de San Sebastián y en los Goya, se alejan en esta ocasión de su País Vasco natal para adentrarse en un pueblo de la Andalucía de la guerra y posguerra. Desde allí siguen la historia de uno de los llamados topos, interpretado por Antonio de la Torre, y su mujer, llevada a la pantalla por Belén Cuesta. Para ello, Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga realizan una película de larga duración y punto de vista enfatizado en su búsqueda de conseguir una tensión claustrofóbica constante en el espectador.
En lo que refiere al despliegue formal de la película son innegables sus buenas intenciones: principalmente el propósito de conseguir una tensión pronunciada y una identificación con el protagonista por parte del espectador articulando el lenguaje de cámara en un constante punto de vista marcado en el personaje de Antonio de la Torre, aunque su uso se torne en ocasiones abusivo y repetitivo.
El principal problema formal de la película, a nuestro juicio, reside en unos carteles escritos con palabras y definiciones de diccionario que se intercalan con la acción propiamente cinematográfica, con el propósito de revelar el sentido de los capítulos que estructuran el relato.
La cuestión es que dichos carteles matan toda aquella intencionalidad verdaderamente cinematográfica que puedan tratar de introducir en su película los directores, ya que los capítulos, finalmente, se vuelven meras ilustraciones de los conceptos explicitados en pantalla.
- ¿Por qué verla?
En suma, La trinchera infinita es una película que, partiendo de unas buenas intenciones, se pierde en su voluntad de sobreexplicar al espectador lo que trata de expresar. Aun así, vale la pena verla al menos por las magnificas interpretaciones que contiene.
Valoración: ✮✮✮
Texto: Carlos Díaz
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