MÚSICA – NACIONAL – CRÓNICA
Nadie puede dudar que Amaral es una de las bandas de pop-rock españolas más importantes de las dos últimas décadas. La formación de Zaragoza liderada por Eva Amaral y Juan Aguirre pisó el Festival Jardins Terramar de Sitges el 5 de agosto. En ese espacio tan emblemático interpretó los grandes éxitos de su trayectoria y también temas de su último trabajo Salto al color (2019).
Acudimos al concierto celebrado en el Sant Jordi Club de Barcelona justo cuando inició la gira que lleva el mismo nombre, en diciembre de 2019. La pandemia les obligó a parar y hace poco que han retomado los conciertos por todo el país. Primero adaptaron el formato y los hacían en acústico y con mascarilla. Ahora ya han reunido a toda la banda, compuesta por Alejandro Moreno (batería), Tomás Virgos (teclados), Ricardo Esteban (bajo) y Laura Rubio (coros).
A punto de celebrar sus bodas de plata, quien celebraba su 49 aniversario el 4 de agosto era la vocalista del grupo. El público no quiso dejar pasar la oportunidad de cantarle a capella el cumpleaños feliz y brindarle cariño. “Es mi último año en el cuarto piso, y en estos tiempos, mi último año de cuarentena”, bromeaba Eva Amaral entre los aplausos cómplices de los espectadores. Ella misma, vestida de corto, con un top y unas deportivas brillantes, demostró tener un espíritu muy joven. Estuvo toda la noche sin parar de moverse y de animar a los asistentes a cantar y levantar los brazos.
Ofrecieron un show de dos horas de duración. Un show impecable. Con el poder de la naturaleza y la libertad que brinda el mar como hilos conductores. “En Zaragoza no tenemos mar, y puede que sea por eso que nos encanta y lo metemos en muchas de nuestras canciones. Cuando nos sentimos ahogados, recorremos al mar abierto y nos dejamos llevar”, explicaban.
Lo que son el espectáculo a nivel visual y el repertorio fueron prácticamente el mismo que en el otro concierto, pero aquí acortaron un poco para adaptarse a los horarios previstos y el ambiente era totalmente distinto. Comenzaron con las Señales que dieron paso a varios clásicos tan inmensos como El universo sobre mí; Marta, Sebas, Guille y los demás; y El principio del final y fueron introduciendo temas más recientes como Bien alta la mirada, Soledad o Nuestro tiempo.
Las canciones fluyeron igual que avanzan las olas, y rápidamente nos metieron a todos dentro de su propio universo. El viaje por todos los discos nos llevó a escuchar y cantar Lo que nos mantiene unidos, Cómo hablar, Revolución, Ruido, Cuando suba la marea o un aclamado Moriría por vos. Y todos los presentes vivimos dichas canciones al máximo, como si los años no pasaran.
Insistieron en más de una ocasión en la importancia que tiene para los artistas poder reencontrarse con su público. “La energía se comparte y es mucho más fuerte lo que sentimos”. Lástima que por el momento el aforo tenga que ser reducido -en Sitges quedaron localidades libres incluso-, pero algún día regresaran a los estadios repletos de gente, o eso esperan -y esperamos todos-.
Después de Juguetes rotos, llegó el turno de Mares igual que tú con las Ondas do mar de Vigo a modo introductorio, como ya viene siendo habitual. Entre la multitud anunciaba un final con el público iluminando el recinto con la linterna del móvil y unos corazones de colores, pero no. “Parece que nos vamos a ir, pero solo lo parece”.
Y es que todavía tenían que llevarnos Hacia lo salvaje y enseñarnos su lado más Kamikaze con las máscaras del halcón y la Halconera. En acústico y para concluir los bises, interpretaron Sin ti no soy nada y Salir corriendo, mientras ponían fin a un gran espectáculo con Peces de colores, para dejar claro que, al fin y al cabo, “Somos peces de colores que se cruzan dando vueltas en un mundo en blanco y negro”.

Texto y fotos: Gemma Ribera
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