MÚSICA – ESPAÑA – CRÓNICA
Fredi Leis, uno de los cantautores gallegos con más corazón y sentimiento se subió anoche al escenario del Teatre Joventut de L’Hospitalet, formando parte del cartel del Festival Acròbates 2016, para deleitar al público catalán con su música -bueno, y de más allá, porque había gente de otros muchos lugares-. Cuando salió su primer EP titulado Días grandes tuvimos el placer de entrevistarle, pero hasta el día de ayer, 11 de noviembre, no habíamos podido verle y escucharle en directo, y hay que decir que el concierto fue un verdadero disfrute.
El intérprete nació en 1987 y desde pequeño lleva la música en las venas. Hace meses que está girando por salas de nuestro país para presentar los temas del EP, y de hecho en mayo hizo parada en la Sala Fizz de Barcelona. Aun así, había ganas de tenerle de vuelta. Primero comenzó a ofrecer conciertos a solas, hasta que su amiga Carmela -una joven gallega que hace años se presentó en el mundo de la música como «Mi hermana pequeña»- se convirtió en su nueva compañera de escenarios y de viaje.
Recientemente, el músico de autor ha incorporado dos fichajes más hasta formar una banda, con el fin de incluir el bajo y la guitarra eléctrica como nuevos instrumentos. De este modo ha creado una nueva sonoridad que aporta más vitalidad al conjunto, sumándolos al inseparable piano de Fredi, la guitarra acústica y los coros de Carmela y algunos elementos de percusión.
La velada comenzó con Fugitiva, canción que contiene versos que hablan de Leonard Cohen y que aprovechó para dedicarle al poeta, fallecido ese mismo día. Échame de menos fue el siguiente tema, del que animó al público a cantar el estribillo para ir soltando la timidez. Movimientos de caderas, los pies marcando el ritmo, las manos dando palmas y el duende de su voz marcaban cada nota de la sensual La de los labios rojos. Pero entonces, tal como él mismo dijo, tocaba cambiar el chip, mudar de piel y lanzarse al piano para interpretar Me quemas, una de sus intensas baladas de desamor. Ésta no fue la única tocada al piano, sino que la delicada Disparo al aire también sonó.
A su tierra natal Santiago de Compostela le cantó la sensible y original Santiago, avisando que quería la participación del público en los coros como si le cantasen a Barcelona o a su tierra querida. Días grandes fue sin duda la más esperada y coreada, pero el momento más bonito llegó cuando Carmela y Fredi se unieron para dejarse llevar al ritmo del cajón y la guitarra, y entonar frases tan enamoradizas como «Si te queda una duda en países de nunca jamás, yo te llevo a la luna» en su canción conjunta Fuimos.
Hubo momentos de risas, presentación de canciones, anécdotas y agradecimientos, pero hablando de momentos bonitos, el artista tuvo el detalle de ir dedicando canciones a los que se lo pedían por redes sociales, y entre ellos, ya que hemos mencionado que vino gente de fuera de Barcelona, Estrellas fugaces la designó para una chica que, para celebrar su cumpleaños, viajó desde Palma de Mallorca con su familia expresamente para asistir al concierto. Gestos de este tipo son los que hacen de Fredi Leis una persona generosa, cariñosa y muy humana; alguien que se nota que pelea por cumplir sus sueños y que cada día demuestra que con su voz es capaz de llenar de magia cualquier recinto.
Antes de despedirse cantó Torre de control, pero al salir del escenario, el público reclamó más, y regresaron para poner el broche final con Una guerra de Granadas y Sevillas y una rompedora versión del clásico Ain’t no sunshine de Bill Whiters, la cual nos dio ganas de seguir la fiesta hasta altas horas.
Lástima que la sala no estuviera llena porque Fredi Leis se merece mucho más. Todo aquél que no haya escuchado su música debería hacerlo… Poco a poco todo llega, y por ahora en el concierto anunció que en enero van a comenzar las grabaciones del que será su primer álbum completo, así que prepárense, porque nos esperan muchos días grandes al lado de Fredi Leis.
La semana que viene volvemos al Festival Acròbates para seguir apoyando la música de autor… estad atentos.
Texto y fotos: Gemma Ribera
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