REVIEW: Todos enloquecidos con el estreno del musical ‘La Jaula de las Locas’

TEATRO – ESPAÑA – CRÍTICA

El polifacético actor y director Ángel Llàcer declaraba a los medios en la última presentación previa al estreno de La Jaula de las Locas que él defiende “una sociedad igualitaria” y que para eso hay que “reivindicar el derecho a ser como somos”. Esa es la premisa principal de este pintoresco musical que reinterpreta el clásico francés La cage aux folles (adaptado al teatro en 1973). Es una fiesta salvaje LGBT que respeta pero que no comparte el neoconservadurismo y que, por tanto, se desarrolla como un canto a la libertad de expresión. Anoche vivimos el estreno oficial en el Teatre Tivoli de Barcelona junto a famosos y autoridades del mundo de la cultura… ¡Y nos volvimos todos locos!

Ana Guerra (OT 2017), Mónica Pérez, Jordi Rios, Joan Pera, Lloll Bertran o José Corbacho  fueron algunos de los invitados que no quisieron faltar al estreno oficial del musical a día 27 de septiembre. Tanto seguimiento de preparación y avance de la obra nos había generado expectativas altas, y si a eso sumamos las dos semanas de funciones previas con el cartel de entradas agotadas y respuesta positiva del público… aún más.

El transformista Albin (Àngel Llàcer) y su marido Georges (Ivan Labanda) regentan un cabaret de La Riviera francesa. Jean-Michel (Roc Bernadí), hijo de una relación anterior de Georges, aparece para tambalear sus vidas y les propone una cena para darles a conocer a su prometida (Lucía Madrigal) y a los padres de ella (José Luis Mosquera y Mireia Portas) que, contra todo pronóstico, son una pareja católica ultraconservadora.

El director no interpreta sólo a Albin. Por las noches saca a la fiera que lleva dentro y su alter-ego Zaza reina en el club. Y, después, una vez delante de los suegros, aparece primero como Tío Albert y más tarde se mete en la piel de la madre del novio. Cuatro personajes en uno. Complicada tarea que supera sin problemas y con la sonrisa puesta -además de llevar puestos múltiples trajes brillantes con los que derrocha glamour-.

En total salen a escena 28 artistas. Doce actores, ocho bailarines y ocho músicos que tocan en directo. Llàcer y Labanda forman una pareja sublime. Parece que el primero tiene que destacar por encima del otro por su fama y sus cualidades vocales, pero Labanda sorprende gratamente en el papel de Georges actuando con mucha actitud.

Manu Guix es el encargado de la dirección musical. Sin embargo, pronto ya no le veremos  al mando de la orquestra. Dado que ya ha empezado OT 2018 y que él está día sí y día también en la Academia, dejará el montaje teatral para dedicarse de lleno al programa televisivo. Andreu Gallén y Gerard Alonso le sustituirán y se irán turnando al piano y frente a los ocho músicos. Las 13 canciones que constituyen la obra suenan como himnos y se van repitiendo con mayor o menor intensidad según la intención narrativa de cada escena. En solitario, a dúo o en coral, pero siempre rodeadas de mucha pluma -en todos los sentidos-. En la función de estreno, La vida empieza hoy o Soy lo que soy pusieron al público en pie, y puede que eso pase todos los días hasta diciembre.

La Jaula de las Locas tiene ese toque oscuro y obsceno que recuerda fácilmente al musical Cabaret. Eso sí, ya que estamos comparando, es inevitable que la estética, la estructura, la temática e incluso la puesta en escena nos trasladen a cualquiera de las obras de la compañía catalana La Cubana. Llàcer y todo el equipo quisieron cumplir el capricho de adaptar el musical francés a su gusto, pero tampoco han construido un producto único. El resultado es una mezcla entre elegancia y sensibilidad capitaneada por un amplio sentido del humor y del espectáculo, igual que ocurre en los shows de La Cubana.

El color rosa y la purpurina son los reyes de la fiesta, y puede que a algunos el conjunto que forman la trama, el texto y el perfil que se dibuja de cada personaje les parezca una exageración. Hay que ser consciente de que tampoco estamos tan lejos de la realidad actual. Hoy en dia nos rodea más gente ultraconservadora de lo que pensamos; gente de mente cerrada empeñada en recortar las libertades y los derechos de los seres humanos que no piensan, viven o sienten igual que ellos. Ahí está la gracia del musical: que pese a ser muy ‘gay’. tiene un trasfondo muy reivindicativo.

  • ¿Por qué verlo?

Un llamado a todas las unidades: ¡La Jaula de las Locas es un espectáculo familiar! No hay tapujos pero tampoco hay desmadre. Dura 2 horas y 15 min (con entreacto), pero en todo este tiempo no habrá risa que se resista a salir de tu boca, así como también te emocionará. Los personajes van corriendo arriba y abajo para lograr encajar los 140 cambios de vestuario sin perder ni un segundo. El telón sube y baja constantemente y los focos ponen atención en la cara de Àngel, de Ivan o de ambos. Da igual si se pasean por la platea o se quedan en el borde del escenario. Todo el mundo les escucha cantar y no hace falta nada más detrás. Lo que importa es no perder el hilo. Un dato extra: es un musical que funciona perfectamente como un ejemplo del movimiento #MeQueer, impulsado en redes para defender la normalización de la comunidad LGTBI. Información y entradas.

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Texto y fotos: Gemma Ribera
© COMOexplicARTE

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