MÚSICA – ESPAÑA – CRÓNICA
Una entrevista. Dos conciertos del tour correspondiente al álbum ‘Mi Pequeña Historia’ y dos conciertos del tour correspondiente al álbum ‘Desde una ventana’. Llevamos años siguiendo la pista a Andrés Suárez. Y sin cansarnos. El cantautor gallego ni se aburre ni permite que los demás se aburran. Junto a sus músicos de gira -con los que lleva más de 10 años y a los que se refiere como el bandón- está recorriendo el país y no para de llenar teatros y salas de conciertos. El pasado sábado protagonizó el fin de gira en la Sala Bikini de Barcelona, la cual cabe decir que se le quedó enana. Pero qué más da, no tener espacio para moverte no repercute en el disfrute si la música es buena. De nuevo, el público salió con el corazón ardiendo.
La setlist no cambió mucho respecto al anterior concierto en l’Hospitalet de Llobregat. Que levante la mano fue el tema de apertura, seguido de Ahora ya fue. Ambos son temas de alma rockera sacados de su último disco, ideales para animar a los asistentes. “Bona nit Barcelona! encantado de estar aquí. La sala Bikini es uno de mis lugares favoritos de la ciudad para tocar. Esto es un regalo”, saludaba Suárez, con los 35 años cumplidos, la melena más corta y un estilo más cuidado (vestía camiseta Levi’s), pero igual de vivaracho que siempre.
Andrés Suárez toca la guitarra y el piano, y posee una voz única. Con el tiempo hemos podido comprobar que tiene la virtud de ocupar a solas un escenario, arrancarse a cantar y conmover a cualquiera sin tocarle, algo realmente valioso. Se nota que cuenta sus propias historias y que le pone mucho sentimiento. Desde que firmó con Sony Music ha ido creciendo, como artista. No suena en la radio pero cada día le conoce más gente. Si bien gana puntos cuando interpreta su música en formato acústico, es cierto que la fuerza y la energía que transmiten sus canciones no sería la misma sin la compañía de Ovidio López (guitarra elèctrica), Andrés Litwin (batería), Luismi Baladrón (bajo) y sobre todo de Marino Saiz (violín y teclado).
Con No te quiero tanto y A media estrella viajó al pasado. La gente cantaba motivada y entregada, pero aún corearon más la voz principal al turno de o saben de ti. “En este fin de gira me apetecía dejar un espacio para tocar en acústico. Sé que así es como se me conoció y no me importa mezclar los dos formatos”, anunciaba antes del abandono del escenario por parte de los músicos. Está trabajando ya en su próximo álbum de estudio y, siendo un concierto especial, quiso regalarnos un tema nuevo en exclusiva. Una balada dedicada a un amigo de la infancia que falleció por problemas con las drogas. “Voy a saltarme el guion, pero por favor, no si lo grabáis no lo publiquéis”. Y parece que le hicieron caso. Menos mal. Fue un momento tan íntimo que a más de uno le saltaron lagrimillas.
Afirmó que Barcelona es una ciudad a la que tiene mucho cariño. Pasó de tocar en el metro a tocar en bares y a día de hoy, según dice, le emociona agotar entradas en recintos más grandes. Es tan humilde que tuvo palabras de agradecimiento para todos y cada uno de los que se han cruzado en su camino y le han ayudado a avanzar en el terreno musical. En la lista incluyó a Antonio Vega, un referente a quien quiso rendir homenaje. Versionó Lucha de gigantes para justo después sentarse al piano, dar la bienvenida otra vez al violín de Marino Sáiz y cantar Voy a volver a quererte.
Entre el público siempre tiene que haber a quien le guste gritar y alzar la voz por encima del resto. Parece que no sean conscientes de que, en una sala de dimensiones reducidas, desde arriba del escenario se escucha -y se ve- prácticamente todo. Que el artista se comunique con el público, acepte sugerencias y reciba alusiones a una canción antigua que hace años que no mete en el repertorio puede traer cola. La broma hace gracia una vez, se aguanta una segunda, pero a la tercera cansa. Diana es un tema que forma parte de una época pasada y que, tal como se sinceró Suárez, ya no le apetece cantar porque no siente lo mismo que antes. Hay que pasar página, señores. Hay que ser más comprensivos.
Una costumbre en sus shows es la de interpretar algún tema a capella, sin micro. En este caso: Tal vez te acuerdes de mi y Benijo, dos míticas. También cantó La vi bailar flamenco al estilo umplugged, pero rodeado de instrumentación. Otras joyas tan delicadas como Vuelve, Te doy media noche o Hace un año (320 días) no podían faltar.
Aprovechó un momento de silencio para remarcar el hecho de que tiempo atrás la entrada a los conciertos estaba limitada a mayores de edad. Aunque todavía no se haya regulado completamente esta norma, para él, “Que vengan con hijos o nietos es el mayor regalo para mi carrera”. Dicho esto, dejó para el final los temas más animados: Así fue, El amor está en el aire y El corazón me arde. Hacer frente a el calor y al agobio que supone estar de pie en una parcela de un metro cuadrado es posible si la recompensa es una experiencia tan positiva -y agotadora- como lo es salir de un concierto de Andrés Suárez.
Texto y fotos: Gemma Ribera
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